Pues bien, investigando en los museos que abren gratis el primer domingo de cada mes he encontrado una prueba que nos conduce hacia una explicación completamente distinta.
Observando esta estatua de la virgen se ve claramente que le han dado un puñetazo en el ojo.
Problemas con la custodia del niño, encontrarse en una manifestación no autorizada por el pretor romano, o un ajuste de cuentas con los fariseos pueden ser algunas de las causas probables por las que esta señora sea portadora de un inquietante ojo hinchado.
Si se confirmara esta teoría, a partir de ahora decir que alguien es de la virgen del puño significaría que uno ha sido víctima de una brutal agresión y no que es más agarrado que una vieja en un columpio.
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