martes, 29 de enero de 2013

Minimal Square Garden

Si hay algo que caracteriza a mi barrio es el ensañamiento urbanístico al que se ven sometidas las plazas y zonas de recreo.

Este es el estado actual de la plaza de la Mainada:


El nombre del lugar (Chiquillería) no hace justicia a este desolador paisaje urbano, más propio de un descampado de Mordor. A los niños, cuando los castigan, seguro que los mandan aquí. Un poblado chabolista o una incineradora de residuos hospitalarios invitan más a ser visitados que este lugar. Aquí no vienen ni los perros a cagar porque les da mal rollo, se sienten... expuestos.

Y creedme que no lleva así ni una semana, ni tres meses, ni dos años. Lo cierto es que ya he perdido la cuenta y mi única referencia documentada de que en esta plaza hubo vida alguna vez es esta foto de StreetView:


La imagen es de Mayo de 2008, por lo que alguien se preguntará: si antes había un parque infantil y unos arbolitos, ¿qué demonios le ha pasado a este sitio?

Dos cosas: aparcamiento y crisis.

A alguien del Ayuntamiento le pareció buena idea perforar la plaza para construir un aparcamiento municipal.  Lo que no se tuvo en cuenta es que la crisis no solo la teníamos a la vuelta de la esquina sino que venía en plan Jackass: en un carrito del súper pilotado por un hatajo de descerebrados, cuesta abajo y sin frenos.

El resultado es que, después de mandar a tomar por culo a los árboles y los juegos infantiles, las obras se paralizaron y los vecinos borramos este lugar de nuestra memoria visual.

Un buen día, en un lado del solar, apareció una fuente de agua, como un champiñón. Esto es como la semilla de los puebles del salvaje oeste: pon una taberna y un prostíbulo y los mineros vendrán.

Si señor, al cabo de unos cuantos meses la plaza se despertó con cuatro bancos de los de sentarse.

La mejor idea que el urbanista municipal ha tenido en décadas: invitar a la gente a descansar en un erial con unas vistas de mierda; un lugar en el que morir abrasado en pleno verano y sin cobijo contra el frío y el viento en lo más crudo del crudo invierno.

Un triángulo de tierra estéril que no sirve ni para que los jubilados jueguen a la petanca porque el terreno se haya en un plano inclinado.

Desde ya mismo promuevo la candidatura de este lugar para que sea declarada la plaza más deprimente del planeta.

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