domingo, 11 de diciembre de 2011

Desafío extremo: anchoas radioactivas

Esta noche, lo que tenía que ser una anodina cena se ha convertido en un desafío extremo que ni siquiera Bear Grylls se hubiera atrevido a llevar adelante.

Soy una persona con una determinación ferrea (a veces sí, a veces no) y cuando digo que me apetece zamparme unas rodajas de pan tostado con anchoas pues voy y lo hago.

Que el envase pone "manténgase en frigorífico" y la lata lleve un par de meses en un armario de la cocina no es obstáculo suficiente.

Yo mismo me he dicho que mientras el producto no esté caducado, es poco probable que haya repercusiones médicas.

Ahora, que a su vez el envase avise de que debe consumirse preferentemente antes de Diciembre de 2011, es algo que le añade emoción al conjunto.

Porque, cuando dice antes de Diciembre, ¿significa antes de que empiece el mes o de que se acabe? Marcará este matiz la diferencia entre la vida y la taza del váter?

¿Por qué las anchoas necesitan un entorno refrigerado cuando están preservadas en aceite? ¿Es el aceite del Hacendado de oliva, girasol, motor o de culturista? ¿Por qué dice la caja que esto es una semiconserva? O conserva o no conserva! La indecisión del señor Mercadona me tiene en vilo.

Todas las respuestas a casi todas estas preguntas en mi próximo libro: "Mi primer lavado de estómago".

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