jueves, 28 de enero de 2010

Hell's Kitchen: Revuelto de ajos tiernos con champiñones



El concepto de revuelto (o revoltillo, que suena menos vomitivo) es el último reducto de aquellos que no saben freír un huevo porque siempre se les rompe la yema, así como de los que tampoco saben hacer una tortilla porque se les despanzurra cuando tratan de darle la vuelta.

El revuelto es un soporte que admite un sinfín de ingredientes sin que importe demasiado que el volumen total de los alimentos invitados supere al de la masa tortillera. Es más, en un revuelto, lo que triunfa es que la gente sepa de qué es sin necesidad de practicar la autopsia a la amalgama. ¿O no da gozo ver cómo sobresalen, preciosas ellas, las colas de gamba?


Mmmm... gambas...
Concentrémonos en lo que toca, que hoy no había gambas en el congelador.

Ingredientes:
- Un manojo de ajos tiernos.
- Varios champiñones crudos laminados (donde 'varios' es un número no entero que puede ir desde un cacho de champiñón hasta mogollón de hongos).
- 4 huevos de gallina campera o de producción ecológica. Si se puede. Si no, los de una gallina que apenas cabe en una jaula también hacen un buen avío.
-Aceite y sal.

Preparación:
En una sartén de diámetro generoso, se tira un chorrillo de aceite y, cuando esté caliente, se tiran los ingredientes en un calculado orden de mayor a menor resistencia al chamuscamiento. Por lo tanto, los primeros en ir a parar a la paella serán nuestros amigos del bosque, los:


(1) Champiñones



Tras desastrosas experiencias en el pasado, se recomienda encarecidamente no utilizar champiñones naturales enteros. Porque hay que pelarlos. Y es un coñazo. No basta con limpiarlos debajo del grifo, como un tomate, no. Hay que rascar toda esa capa de mantillo que han acumulado desde su infancia en el monte hasta su envasado en una champifactoría de Villanueva de la Jara. Para no perjudicar la delicada piel de la seta, deben emplearse los dedos, por lo que la mugre automáticamente se transfiere al espacio que hay bajo nuestras uñas, dispuesto a tal efecto. En resumen: si no queremos ver cómo nuestras manos parecen haber rascado el culo a un minero asturiano, empleemos champiñones laminados.

A continuación arrojaremos los:

(2) Ajos tiernos



Nunca he deseado tanto que se experimente la transgénesis como en este caso. Cuando llega el momento de cortar este pariente cool del ajo, es obvio que se le deben extirpar las raíces, ir haciendo cortes transversales y seguir hasta... ¿dónde? "Cuando llegues a lo verde, paras", dice una vocecilla desde el confort del sofá. Sí claro, pero es que el tallo en sí es una paleta con un degradado de color que va del blanco 9010 al verde hoja. Aquí es donde entraría la ingeniería genética: deberían modificar los ajos tiernos de manera que les saliera una línea de puntos que indicara "cortar por aquí".

Pero no, de momento hay que arriesgarse a pasarse de corto o pasarse de largo. Por lo tanto, un Hell's Chef debe perpetrar sus guisos en la más absoluta clandestinidad. El plato de hoy, es un perfecto encubridor de este tipo de imperfecciones.

Pues eso, cortar en rodajitas y a la sartén. Cuando los ajos empiecen a ponerse doraditos y los champiñones renegridos, tirar los:

(3) Huevos



¿Qué decir de los huevos mas que deben cascarse, tirarles una pizca de sal y batirlos en un plato? Pues que un estudio estadístico del centro de estudios Indianos apunta que en cada caja de docena siempre hay un huevo cascado y un huevo cagado. El huevo roto será el primero en ser utilizado, preferentemente acompañado de por lo menos un par mas para disipar su potencial insalubridad. Del huevo cagado, solamente poner especial atención en que no se desprenda un fragmento de la parte mancillada en el plato sobre el que se va a batir. Pero vamos, que tampoco pasaría nada.

Otra de las características del revuelto es que tanto puede calcinarse como quedar poco hecho. O ambas cosas a la vez, como ha sucedido en el caso de hoy. Ante esta última circunstancia, se aplica el método de la escoba y el levantamiento de alfombra: se oculta la parte churruscada en la parte interna de la amalgama. Total, un revuelto no tiene forma definida y permite la aplicación de estas triquiñuelas. Si un Hell's Chef es lo suficientemente hábil, podría haber caído una colilla en la paella durante la cocción y nadie notaría la diferencia.

¡Buen provecho!

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