martes, 26 de enero de 2010

El baile del pañuelo

Si hace tan sólo una semana me hubierais preguntado cómo me siento, os hubiera dicho "estoy hecho un chaval", a lo Paco Martínez Soria.

Pero fue llegar el fin de semana y pillar un virus estomacal suave pero molesto. Suave pero molesto significa que no tienes vómitos ni te vas defecando por los rincones, pero que tienes que pasar a la dieta de Fortasec, arroz hervido, pollo a la plancha y gotero de Aquarius.

Yo que soy un viajero curtido y con el estómago a prueba de bombas, sólo me puse en serio con el medicamento y la bebida con solución salina. Además, el viernes por la noche había quedado para cenar en un japonés que tenía ganas de probar.

Algún espabilado dirá que me pasé de listo y que me estuve muriéndo por el esfínter el resto del fin de semana. Pues no. Como mucho algún susto tonto con algún pedo líquido y ya está. La cuestión no es esa.

Ayer lunes, me levanté un pelín congestionado, así que agarré un pañuelo de tela de ese ingente ajuar que he logrado atesorar a lo largo de mi vida. E hice bien, pues me pasé la mitad del día estornudando y sonándome los mocos. Al constar el pañuelo de tela de un tamaño y capacidad de absorción limitados, el resto del día lo dediqué al hurto de papel higiénico por los cuartos de baño.

Por un agujero de la maldita nariz no paraba de fluir incansable un río de moco líquido, otorgándome idéntico aspecto al de los trolls que salían en David el Gnomo. Mi orificio nasal tenía más perdidas que Concha Velasco en la Oktoberfest.

A continuación aparecen los sabios consejos de los inoportunos de siempre:

-¿Ya te estás tomando algo? [joder, que me acaba de aflorar un constipado, ¿que queréis?¿que me vaya a urgencias?]

-lo mejor es que te tomes el zumo de media lima y medio limón. [ecs, ¿y quedarme como el Fary? paso]

-¿sabes lo que va bien? medio pimiento rojo crudo troceadito con un chorro de salsa Lea Perrins. [¡eeeeecs! ¿que me queréis, verme vomitar también?]

-eso es por estos cambios de temperaturas, que está el tiempo loco. [exacto, ahora mismo llamo a Obama y le pido que detenga el cambio climático]

 En definitiva, que después de una tarde inacabable acompañado de mi nariz de plañidera, llego a casa y activo el plan de emergencia. Lo primero es tirar el sufrido pañuelo al cesto de la ropa sucia y aprovisionarme de unos cuantos más. Uno metido en la cintura del pantalón del pijama, otro encima de la mesa del comedor, otro debajo de la almohada para cuando me vaya a dormir. Y es que los pañuelos de tela son como los marines, están en todas partes, en sus bases, esperando a ser llamados para entrar en acción. Luego puede que acaben arrugados y resecos en las profundidades de un sofá o en el bolsillo de un batín que ya no volveremos a utilizar hasta el invierno que viene. Se calcula que dos de cada diez pañuelos son declarados desaparecidos en combate.

Antes de acostarme, chute de Rhinospray, trago de Flumil y pildorazo de Vincigrip. A ver quién puede a quién.

Pues ha podido el catarro. No me ha dejado dormir más que tres horas seguidas, es como tener un bebé. Cuando no tenía tos, se me abrían las compuertas de la nariz chorreante o me levantava a mear de tanto líquido que estaba tomando.

Al final esta mañana he mandado un SMS a mi jefe y he decidido que lo mejor era sudarla bien en la cama. Sin ningún tipo de diagnóstico fiable, preveo que mañana iré de nuevo a trabajar, me encuentre como me encuentre. Esto se debe a la presión recibida por parte del Gobierno:

1) El ministro de Trabajo, encarnado en mi jefe, ha llamado a mediodía a ver cómo estaba y me ha explicado que siempre que no estoy pasa algo, que se le ha venido un montón de trabajo encima, que si mañana hay una reunión pero que si tú te encuentras mal la desconvoco...

2) La Ministra de Sanidad y Economía, representada por mi señora, ha considerado que en el último viaje al súper no compraba Aquarius sino una sin marca que pone "Bebida para deportistas", que es más barata y seguro que hace lo mismo. Pues nada, llegó el recorte presupuestario para cuidados paliativos.

3) El ministerio de Educación y Cultura, manifestado a través de la tele se ha encargado de administrarme una sobredosis (sin receta ni nada) de despelleje mediante el visionado de programas como "Objetivo mediación", "Sálvame", "Tal cual lo contamos" o "El diario". Así, a pelo, y yo sin ser capaz de tirarme del sofá ni de arrancarme los ojos.

Definitivamente, mañana iré a trabajar.

1 comentario:

  1. XD Xavi tio, que aun puedes escoger lo que quieres ver en la tele... a ver si estabas delirando que te metian en el salsa rosa o alguno de esos!!

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